[Disco de piedra]
OUR AMBITION IS OUR WEAPONRY
Esta historia nace de un hallazgo, un artículo en el periódico relataba la historia de una comunidad en Potosí donde las mujeres cantaban al agua en las fiestas de Semana Santa, pero cantaban leyendo estos rezos en soportes jamás sospechados por mí, como es la piedra o el barro.
La figura de un disco de piedra con incrustaciones de roca a manera de un mandala, me hizo sospechar que en esta escritura sucedía algo extraordinario. A partir de esta descubrimiento fui adentrándome e investigando más sobre ciertas comunidades indígenas de los valles y el altiplano boliviano, que habían plasmado su religiosidad y su fe en formatos tan variados como la piedra, el barro o el cuero.
¿Cómo se puede leer la piedra? ¿cómo se puede leer el barro? ¿cómo se puede leer el agua? La escritura es una de las grandes incógnitas de la humanidad. A partir de ella hemos avanzado y plasmado nuestras más increíbles aventuras, historias o descubrimientos. Pero ¿qué hay guardado en el conocimiento indígena? ¿qué letras nos esconde aún la naturaleza?
Estas preguntas inesperadamente me llevan a encontrarme con la historia de mi familia, en especial la de mi abuela, quien nació y creció en la comunidad de San Lucas, en Chuquisaca, uno de los lugares donde esta tradición aún pervive. Fue ahí en San Lucas, donde uno de sus tíos, el Padre Miranda, impulsó y reconoció esta tradición situándola en el rango de escritura, que tiene antecedentes milenarios.
Encontrar el disco de piedra significa tal vez encontrar el camino para leer los códigos de una familia y su memoria que van desapareciendo con el tiempo, como los mismos códigos ideográficos quechuas.